Parece que todavía no ha aprendido la lección
Hace un par de años un fiscal
hombre envió un documento en el que hizo la manifestación en contra de quien ha
sido su víctima, “parece que todavía no
ha aprendido la lección”, como
mecanismo intimidatorio pare evitar la actividad de búsqueda de la justicia
frente a la infamia que se padece con la macabra práctica de fabricación de
culpables.
Esto es un acto denigrante, que
deja en la mesa la grave actividad de violencia de género, problemática que ha
sufrido un incremente alarmante el Colombia, y que de manera triste en muchos
casos el resultado es la muerte, las cifras han ido en aumento, y las víctimas
ya no solo son mujeres; también son hombres, además de un incremento sustancial en víctimas de la comunidad
LGTBI.
Uno de los casos que más cerca he
conocido es el de María Claudia Castaño Avendaño (mi prima hermana), quien
perdió su vida el 17 de abril de 2010, y nueve años después la justicia no ha
podido resolver el caso, pues está pendiente una decisión de la Corte Suprema
de Justicia en sede de casación, por lo que la dos sentencias condenatorias en
contra de quien fue su esposo, que lo declaró como responsable de su homicidio,
no se encuentran en firme, y existe la probabilidad de ser absuelto.
Al lado de su caso, en estos años
he conocido otros, donde el factor común son los perjuicios que la sociedad
impone a las víctimas, y que al final terminan exculpando a quien viola sus
derechos humanos; y siempre en algún momento han escuchado: “Si está en sus manos resolver un problema de
pareja, la acción que haría es buscar que las partes se reconcilien”, “Si una persona es golpeada y sigue con su
marido es porque le gusta”, “La ropa sucia se lava en casa”, “quién lo (la)
manda a vestirse así” “si usted no es para mi, no será para nadie”.
Pareciera mentira, que detrás de
cada una de estas frases hay miles de víctimas, y una sociedad indolente que
no cree en la posibilidad de tener una desgracia de estas tocando la puerta de
su casa, pero no creer no cambia la
realidad; donde los números y las estadísticas realmente son personas, que han
sido golpeadas, mutiladas, destruidas psicológicamente o asesinadas.
En México para el año 2009, la
Unidad de Género del Instituto Politécnico Nacional, en un trabajo de
investigación hizo un estudio sobre la dinámica de las relaciones en pareja en
más de 14 mil jóvenes estudiantes entre 15 y 25 años, de allí surgió la idea de
plasmar las formas de violencia y su creciente actividad, con la consecuencia
posible en algo que llamaron el violentómetro el cual para
Colombia tiene una vigencia no solo para las relaciones en pareja, sino las
relaciones en general, pues las mediciones son tan claras que permiten entender
que sucede en el entorno y de manera informada pueda la víctima reconocer hasta
donde va a permitir una agresión.
De algunas de las formas de
victimización que allí se relatan, se encuentran las bromas hirientes, chantaje, mentir – engañar, ley del hielo (ignorar),
celar, ridiculizar, intimidar – amenazar, destruir artículos personales,
caricias agresivas, golpear “jugando” patear, encerrar, forzar a una relación
sexual, violar, ASESINAR.
La violencia que se ejerce por
quien tiene una posición privilegiada, no solo lo hace un mal ser humano, sino
un delincuente por eso el llamado es a denunciar, no se puede desistir, y hoy
de nuevo me uno a decir #NiUnaMenos #NiUnoMenos.
Hilda Lorena Leal Castaño
Defensora de Derechos Humanos
@castao_leal
Defensora de Derechos Humanos