Una decisión
Injusticia ¿Quién no ha sido víctima de una, alguna vez en su vida? No conozco a nadie, hasta el maestro Jesús padeció este flagelo, acompañado de falsos testigos, una justicia amañada, dos mil años después, la cosa no ha cambiado mucho.
A lo largo de mi vida, he conocido muchas personas que siendo testigos de una injusticia, son capaces de mirar hacia otro lado si esta no los toca, como si no fuera su problema, sin embargo; si lo es, mucha razón tiene la Montesquieu (1689-1755) Escritor y político francés, “Una injusticia hecha al individuo es una amenaza hecha a toda la sociedad”.
Solo por ello todos debemos ser protectores de la verdad, de la equidad, de la justicia, como un esquema de responsabilidad social, pero sobre todo como una forma de vida.
Son muchos los casos que salen en medios de comunicación, que nos recuerdan esta catástrofe, pero hay un mundo que así no salga en televisión, es doloroso y silencioso.
Seguramente alguna vez en su vida, ha tenido un compañero de trabajo que decidió deshacerse de usted, y generó intrigas para conseguirlo, probablemente hasta esa situación le hizo renunciar y provocó cambios en la vida. O un jefe, de esos que son “incólumes” y decidieron mostrar un ejemplo con usted; así esto represente la mayor de las injusticias.
De pronto, un amigo o un socio con quien emprendió un proyecto, y a la mitad lo traicionó, no le cumplió. Tal vez también le toco la componenda de a quien usted solo ayudo, y en casos extremos, o ese juez muñido capaz de prevaricar como perseguidor implacable, y a toda costa ir en contra de la realidad.
Lo anterior es la descripción del escenario Perfecto de una película de terror, pero que se traduce a un diario a vivir de muchos que no han entendido que todo ello representa sólo un aprendizaje, y una antesala para tener algo mejor.
La perfección de la vida que nos ha regalado Dios, nos va llevando a un camino a veces incomprensible, lo cierto es que estamos donde debemos estar, aprendiendo lo que debemos aprender, y seguro que si lo notáramos así; podríamos apresurar las bendiciones que están detrás de cada una de estas “amargas experiencias”.
Platón dijo “La obra maestra de la injusticia es parecer justo sin serlo” pero esto no dura para siempre, porque a cada quien le darán lo que le corresponde.
Mientras eso pasa, hay que aprender a dejar atrás, a soltar los amarres de eso que nos hace daño, persistir en los sueños, para alcanzar las bendiciones, vivir un solo día a la vez; dar gracias por cada amanecer y sobre todo, porque quien mal procede no es usted, y son ellos quienes deben vivir con eso y las consecuencias de estos malos actos.
La decisión es de cada quien que tiene el camino para cumplir el cometido, aprender a ser feliz; y persista, no importa lo difícil que parezca, Dios nos cuida.
Defensora de Derechos Humanos