La segunda oportunidad
Hace varios días pensaba sobre esto que les quiero compartir, las segundas oportunidades, desde donde se puede enmendar y corregir aquellas cosas que no nos dejan sentirnos orgullosos de nosotros mismos.
Pocos son los que pueden tener este privilegio, pero que como no lo notan, dejan este regalo a la deriva de la vida; y eso sí que pasa una cuenta de cobro dolorosa. Muchos no los saben, Pero cada día es eso, una segunda oportunidad para ser mejor, para hacer el bien, para servir; para rehacer lo que estuvo mal, y dar un comienzo al camino de hacer el bien.
(Le puede interesar la caja de herramientas)
Las personas vienen y van, de mi papá aprendí que “la vida es un péndulo, que viene y va” por eso, hay que obrar bien, no sabemos en qué momento ese péndulo esté de regreso, y con el todo lo que hacemos, y todo es todo.
Es inevitable trasladar esto a los escenarios de la vida, en los que las personas creen que pueden ser jueces pero creyéndose dioses, es el teatro perfecto, en el que se observa cómo señalan sin compasión, y sin aplicar verdadera justicia, obviando la “ley del péndulo”, no tienen en cuenta que si se obra bien, llegará el bien.
(Puede consultar Sembrando justicia y libertad)
Es necesario sacar los odios, perdonar para uno mismo, es cierto, el perdón no es para favorecer los demás, es para que nuestra alma no envenene. Cuando llega la segunda oportunidad de enmendar, debemos tomarla, en especial porque no podemos olvidar, venimos a aprender a ser felices; y es de gran ayuda poder rectificar y resarcir.
Cuando el maestro Jesús dijo que debemos amarnos los unos a los otros, nos dejo una de las mejores lecciones de la vida, pero si es tan difícil hacerlo, por lo menos práctica el no hacer daño al otro, la ley de correspondencia existe, y finalmente todos estamos bajo la mirada de Dios.
Defensora de Derechos Humanos
@castao_leal